Experiencias

Debió ser más o menos en 2005 cuando en algunos encuentros de barranquismo, y también en algún que otro foro de nuestro deporte, empezaron a aparecer audiovisuales, archivos PDF y relatos sobre barrancos verticales y selváticos abiertos en una isla portuguesa del Atlántico: Madeira. Se abría un nuevo frente para los barranquistas, en un entorno muy distinto al del continente europeo y con unos descensos muy estéticos y diferentes a lo que estábamos acostumbrados a ver aquí.

A pesar de ello, ni a mis compañeros habituales ni a mí nos tiraba demasiado la verticalidad de Madeira. Más aficionados a los cañones bien formados y a los caudales alpinos, año tras año fuimos dejando la visita a la isla para más adelante, gastando nuestro tiempo y dinero en recorrer Francia, Italia o Suiza. Hasta este año.





A principios de junio de 2017, la celebración del Meeting Canyoning Madeira nos brindaba la excusa perfecta para visitar la isla y conocer sus barrancos con la información fresca y las facilidades logísticas que proporcionaba la organización, de manera que reunimos un buen equipo y nos reservamos una semanita en este pequeño paraíso atlántico.



Deportivamente hablando, el resultado del viaje fue el siguiente:

Canyon Capulla. Empezamos a barranquear en la isla con esta apertura reciente, sorprendente y muy bonita. Su cascada de 110 metros me pareció la mejor vertical de todas las que acabamos descendiendo allí.
Ribeira Funda. Breve pero bonito descenso, con un final muy digno a pocos metros del mar.
Ribeira do Seixal integral. El recorrido más largo y completo de los que hicimos. Mucho trabajo y largas horas de actividad para un descenso imprescindible.
Ribeira do Hortelã inferior. Descenso clásico, recomendado y recomendable, con magníficos contraluces.
Ribeira do Vimieiro. Muy vertical, con grandes cascadas enormemente estéticas. Gustó mucho.
Ribeira do Passo inferior. Más verticales exuberantes, selva y estética unidas.
Ribeira Pedra Branca. Otro pequeño descenso ideal para completar una jornada. Su balcón final con vistas al océano propicia una de las fotos más repetidas de la isla.
Ribeira do Inferno. El barranco más barranco de todos los que hicimos: encañonado, más horizontal que vertical, largo y con muchos rápeles. Nos dió más de lo que esperábamos.

Como ya apuntaba antes, al participar en el meeting disponíamos de la guía editada para la ocasión, con información actualizada. Además, la organización del encuentro nos hizo las combinaciones de coches en los barrancos que lo requerían, aportando vehículos 4x4 cuando era necesario. Para una primera visita a la isla, aprovechar la celebración del encuentro -normalmente anual- es lo más recomendable.

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